Era un dia a día, era una mirada y quizas dos sonrisas, eran buenos momentos y los que quedaban por haber. No parecia que tenia inicio y mucho menos final; y de repente un dia se vieron diciendose te quiero y lo peor de la historia es que en verdad lo sentian. Sentir que te desgarra algo por dentro cada vez que sales del ascensor y el se queda sujetando la puerta, con un brillo en la mirada y a la espera de oir otro te quiero antes de volverle a dar al bajo. Parecia una droga, una droga que nada se comparaba con el hachis al que sabian sus besos, ese sabor y su mirada picara que me volvia loca, una locura demasiado grata de llevar.