Y saber que gracias a que me dejaste, aprendí a estar sufriendo día a día, y cuando me quise dar cuenta ya no sufría, ya era feliz, el me hacia feliz cada día, cada momento junto a el, verle todos los días. Mirarle en clase y querer levantarte en medio de clase y besarle. Cogerle de la camiseta y acercarmele, que estemos rozándonos, pegados, mirándonos, besándonos.. Gracias a tus palabras, comencé a volver a sonreír.